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46-47 Salomón está sentado en el trono, y todo el pueblo está felicitando al rey David y diciéndole: “¡Que Dios te bendiga aún más a través de Salomón, de lo que te ha bendecido personalmente! ¡Que Dios haga el reino de Salomón aún más grande que el del rey!”. Y David se inclinó en su cama 48 y exclamó: “¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que ha elegido a uno de mis hijos para sentarse en mi trono, mientras aún estoy vivo para verlo!”.

49-50 Entonces Adonías y sus invitados se levantaron y huyeron aterrorizados. Sentían temor de perder la vida. Adonías entró corriendo en el santuario y se agarró de los cuernos del altar.

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